Don Andres una persona reconocida en el barrio por ser un gran varon tuvo un hijo a quien llamo Simon, el orgullo de la casa, sin saber que un dia seria su desilucion y su fracaso como padre.
Durante toda su vida el “gran varon” Simon fue criado con mano dura por parte de su padre, él queria convertirlo en un gran señor en un hombre serio, con principios. Deseaba que su hijo cuando creciera tuviera una mujer y familia como su padre, que siguiera el ejemplo que durante su niñez recibio.
Simon al crecer tomo la peor desicion de su vida, o mejor la peor desicion para su padre. Tal vez le falto algo en su niñez que lo hizo cambiar de tal forma que para don Andres era irreconocible, viajo al extranjero y allá lejos de su casa, se le olvido el sermon que siempre le decia su padre.
Libre de las reglas de su padre, y con poder de opinar, encontro su verdadero yo. Cambio su forma de caminar, tambaleaba la cadera de un lado para el otro, cambio los jeans y los pantalones por faldas, empezo a depilarse, usar lapiz labial y la maleta paso a ser cartera, se convirtio en una “gran mujer”. Pasaron muchos años y don Andres quizo darle una sorpresa a Simon ahorro durante mucho tiempo y se fue de viaje a visitar a su “orgullo”.
Cuando toco la puerta, le abrio una mujer que se sonrrojo al verlo. Don Andres espero a que Simon saliera sin saber que frenta a sus ojos estaba su “orgullo”. Simon sin mas preambulos lo saludo “papa no me reconoces, yo soy Simon tu hijo el gran varon”. Andres estupefacto, dio la media vuelta y esa fue la ultima imagen que Simon vio de su padre, y esa fue la ultima imagen que vio don Andres de su hijo.
Pasaron los años y don Andres en su orgullo y rabia dejo de resivir llamadas de Simon. Poco tiempo despues recibio la llamada que le cambiaria esos sentimientos por el del dolor y la culpa. A la hora de su muerte, Simon estaba solo en la cama 10, a sus treinta años nadie lo acompaño y nadie lloro.
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